domingo, 12 de julio de 2009

DIEGO ESTEVEZ NOS CUENTA COMO SE GESTO EL CAMPEON DEL 2007

Diego Ariel Estévez es periodísta e historiador. Trabajó en el diario Olé. A pesar de su juventud ya lleva publicados 4 libros, cuya lectura y consulta deviene obligatoria para todos aquellos que amamos el fútbol. El diseño adoptado, su estilo y los datos -muchos de ellos inéditos hasta entonces- convierten a "140 años de Fútbol Argentino", "100 - Historias de un siglo Azul y Amarillo", "105- Historias de un siglo Rojo y Blanco" (en co-autoria con Sergio Lodise) y "103 - Más de un siglo Azul y Amarillo" en material infaltable en toda biblioteca deportiva.-

Desde esta página brindamos nuestro agradecimiento por esta magnífica colaboración.-
Néstor Daniel Bova
12/07/2009

ESCALERA AL CIELO
"Bienaventurados los que están en el fondo del pozo, porque de ahí en adelante sólo cabe ir mejorando", cantaba hace tiempo el incomparable Joan Manuel Serrat. Y precisamente ahí, al fondo del pozo, fue a parar Lanús cuando Villa Dálmine, en la nefasta tarde del 25 de noviembre de 1978, le ganó 2-0 el partido desempate por el segundo descenso y lo mandó por primera vez en su historia a la Primera C.

Hundido futbolística y económicamente, el "Grana" miró desde abajo la enorme escalera que debía subir y vió, muy arriba y muy a lo lejos, una ínfima lucecita. Tenía que alcanzarla, y se puso a luchar...

La C fue dura, ríspida, interminable, con rivales de todos los colores y jerarquías, desde Chacarita Juniors hasta... Piraña. Eran tiempos de poco espacio en los diarios, de gloria marchita, pero de mucha esperanza. Y en 1981, luego de un 1-0 a Comunicaciones en el "Monumental de la C" (eso parecía la cancha granate para esa divisional), la lucecita de arriba se hizo un poquito más grande. Lanús volvía a Primera B...

El primer escalón Lo recuerdo claramente, aunque hayan pasado 27 años. Es como si fuera hoy: ese domingo 29 de agosto de 1982, abrí la gigantesca página de deportes del diario "La Nación" y ví, límpida, clara y enorme, la foto de una escena del partido que Lanús le había ganado a San Lorenzo el día anterior. Mis once años de edad no podían contener tanto asombro: ¡había salido una foto del Grana en el diario! "¿Y qué tiene de raro eso?", me preguntó mi viejo, con treinta años más que yo y muchos episodios gloriosos de Lanús en sus retinas. "Yo nunca había visto una foto de Lanús en el diario", atiné a contestarle, sin poder sacar la vista de esa imagen única, mágica, increíble. Una imagen que mucho tiempo después pude interpretar correctamente: era la prueba irrefutable de que el equipo de mi barrio había subido un escalón más hacia esa luz que se agrandaba...

Las cosas en su lugar. Estar en la B ya abría otro panorama. No era la tierra prometida ni mucho menos, pero uno tenía la aliviadora sensación de que el asunto se iba acomodando. El club estaba ordenado, el fútbol comenzaba a dar más satisfacciones que tristezas y, poco a poco, las ambiciones se iban agrandando.En el año 1984, el reloj "descompuesto" del árbitro Emilio Misic no sólo privó al Granate de una posible clasificación para la final del octogonal -en desmedro de Racing-, sino que instaló una sensación creciente: la B ya estaba quedando chica. Pasó 1985, la mitad de 1986, llegó el Nacional B y en la temporada 1988-89 Lanús conformó un plantel de lujo, bajo la batuta técnica de Roberto Rogel. Era "el" momento para dar el salto y subir a Primera, pero aquel equipo de Villagrán, Alonso, Zalazar y Jansa, tras puntear todo el certamen, se fue desinflando de a poco y recibió el golpe de gracia la tarde triste del 27 de mayo de 1989, en Chaco. El equipo, el club y la hinchada quedaron groggies. De pie, pero nocauts. El comienzo del torneo 1989-90 fue duro: técnico nuevo (Miguel Ángel Russo), equipo devaluado y con pocas figuras, público disconforme, campaña pobre... Los hinchas repetían una frase cargada de lógica: "Si no ascendimos en el torneo pasado, con los jugadores que teníamos, ¿vamos a ascender con ESTE equipo?" La respuesta llegó casi un año después, el 28 de julio de 1990, cuando los desparejos tablones del viejo estadio de Quilmes fueron testigos de la victoria de ESE equipo sobre los cerveceros, en una inolvidable serie de tiros desde el punto del penal. Trece años después de haberla abandonado, Lanús volvía a Primera de la mano de Herrera, Bidevich, Bertolini, Schurrer, Villagrán, Alonso, Armando González y otros impensados héroes.El paso dado había sido gigante, sólido, mayúsculo. Tanto, que ni un nuevo descenso fue capaz de alejar la luz.

El camino elegido y la forma de recorrerlo eran tan acertados que, casi de inmediato, el Grana volvió a recuperar la máxima categoría. Ya no volvería a abandonarla.El cielo, al alcance de la mano. A partir de 1992, Lanús entró en la curva más ascendente de su historia. El equipo comenzó a mejorar año a año sus campañas, el club se transformó en un modelo de administración y el cemento y los hierros le fueron ganando cada vez más espacio a los viejos y entrañables tablones de madera.Cuatro años después, el equipo de Héctor Cúper saboreó el primer bocado de gloria al ganar la Copa Conmebol, primer título granate fuera de las categorías de ascenso (y fuera de los límites de nuestro país). Jugadores como Ariel Ibagaza, Hugo Morales, Carlos Roa, Gustavo Siviero, Ariel López, Claudio Enría y demás, lograron que los tiempos en la B (y en la C) se asemejasen a la era precámbrica. Y si bien el rumbo del equipo se desvió ligeramente y debió ser corregido en 2002 con una Promoción, estaba claro que la proa apuntaba hacia el norte...

Tres años después, Néstor Gorosito, DT del equipo por entonces, se fue del club entre insultos. El timón del plantel fue tomado por manos conocidas, expertas en recurrir a la tropa joven y propia y no a la ajena y desgastada: Ramón Cabrero. La sabiduría de "Ramonín" fue moldeando un equipo de pibes que, a fuerza de golpes, se fueron haciendo hombres y futbolistas de nivel. El brillante subcampeonato en el Clausura 2006 fue como una premonición: se venían los tiempos de vacas gordas. Nombres como Leto, Fabbiani, Gioda, Romero, Velázquez, Marcos Aguirre, Archubi, Pelletieri, Lagos, Lautaro Acosta y tantos otros comenzaron a hacerse habitués en las formaciones titulares. La clasificación para la Copa Libertadores 2008, luego de una muy buena campaña en la temporada 2006-07, fue el aviso inequívoco: había llegado el momento...

El ingreso al paraísoAl comenzar el segundo semestre de 2007, Lanús tenía dos objetivos por delante: el Torneo Apertura y la Copa Sudamericana. Como las cosas a nivel local no empezaron con el pie derecho (dos derrotas y un empate en los primeros tres partidos), se decidió darle cierta prioridad al certamen internacional. Se eliminó en buena forma a Estudiantes de La Plata (2-0 y 1-2) y se le ganó con claridad al Vasco da Gama de Brasil el partido de ida de octavos de final (2-0). Y fue aquí que llegó un momento clave: en vísperas de la revancha con los cariocas, Lanús decidió enfrentar a Estudiantes, por el torneo local, con un equipo alternativo. Las prioridades estaban más que claras, pero el destino hizo un guiño inequívoco...Esa tarde destemplada de septiembre, dos días después del inicio de la primavera, "Malingas" Jiménez capturó una pelota suelta cerca del área grande pincharrata y mandó una deliciosa emboquillada a los piolines visitantes. Era el minuto 92, era un regalo del cielo...Tres días después, el Vasco se agrandó en el Sao Januario y sacó al Grana de la Sudamericana con un 3-0 rotundo.

El de arriba estaba mandando un mensaje: "¡Dedicate al Apertura!". Y Lanús le empezó a hacer caso...A partir de ahí, lo increíble empezó a tomar forma: 1-1 con Racing, 2-1 a Vélez, 1-0 a Arsenal (y la punta ahí cerquita), 2-0 a San Martín de San Juan (¡ya es nuestra!), 2-1 a Tigre (esto va en serio), 4-1 a Central (¡esto va en serio!), 0-0 con Argentinos (está todo bien), 4-0 a Gimnasia (¡pellizcame!) y...2 de diciembre, fecha patriaEstoy ahí arriba, en la tercera bandeja... local. ¿Local? ¡¿Cómo local?! Sí, local: era eso o la tele.

Durante años y años había repartido mis fines de semana entre sábados (Lanús) y domingos (Boca). Un carnet para Primera, otro para el Nacional B. Ahora había llegado la oportunidad única, la revancha de mi vida: el carnet xeneize iba a servir, sí, ¡pero para ver al Grana campeón!Había que ser fuerte, "comerse" el grito de gol cuando llegase para no ser arrojado hacia abajo, pero el acontecimiento valía la pena. Arranca la cosa, el corazón late, las piernas están más duras que de costumbre, el uruguayo Bueno la tiene picando en la puerta del área y... la manda lejos, fuerte, a las nubes.Poco después, el histórico tiro de esquina, el centro, el cabezazo de Pepe, gooo.... no, no puedo gritar, ¡me van a tirar para abajo! A mi alrededor, los hinchas de Boca se resignan. Allá lejos, en La Paternal, Gorosito hace (por fin) algo útil para Lanús y le complica la vida a un Tigre confundido.Los minutos corren, Argentinos gana (¡Argentinos gana!) y el gol de Palermo no me hace ni cosquillas. El partido se muere, mi corazón explota, ¡LANÚS ES CAMPEÓN! Enfrente, los hinchas de Lanús, mi viejo, mi tío, mis vecinos, TODOS, se desgañitan en la popular. Tienen, de frente, un sol que los encandila, los enceguece: es aquella lucecita tenue de 1979, que el Grana acaba de alcanzar...

Diego Ariel Estévez

1 comentario:

  1. Hola , somos Lucas y Daniel .
    Esta muy bien hecha la nota .
    Te queriamos preguntar por uno de los libros de D. Estevez se llama 140 años de futbol si desde 1891 hasta 2009 pasaron 118 años ?
    Y también te queriamos decir que si queres podes entrar a http://historiaconfutbol.blogspot.com , que es una pagina nuestra también .
    Esta muy buena y tien muchos datos que son interesantes , nos couesta hacerla pera vale la pena.
    Hasta luego.
    Lucas y Daniel .

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