José Manuel Holgado es historiador del Racing de Santander y reside en su querida España. A través de su conocimiento del club de sus amores trabó relación de amistad con varios "ex granates" que jugaron en su equipo: el "chucho" Schurrer, el "Tiburoncito" Serrizuela, la "brujita" Alvarez y tantos otros como nos cuenta en esta hermosa página, que tengo el gusto de compartir con todos ustedes. Demás está decir que sus opiniones son muy respetadas y cuentan con el aval de la seriedad y responsabilidad que compromete en todas sus acciones. Desde este humilde blog le doy mi eterno agradecimiento y la bienvenida al mismo tiempo.-
Esperamos contar con más colaboraciones en el futuro.-
Néstor Daniel Bova
No se puede vivir el fútbol sin experimentar el sentimiento por un club con el que te identificas, bien por ser el de tu ciudad o región, o bien por cualquier otra afinidad, simpatía o cercanía por cualquier razón. Si ese club, es como el mío, el de tu ciudad, las emociones, alegrías o tristezas que llevarás a lo largo de los años se multiplicarán en todos los sentidos.
Es un placer poder escribir en este blog que representa a uno de los clásicos del fútbol argentino. Con treinta y siete noviembres ya sobre mis espaldas, siempre fui desde chico un apasionado del fútbol. Al principio, como cualquier pibe, te fijas en las exquisiteces balompédicas de jugadores que seguiste en tu infancia: Rummenigge, Cruijjf, Breitner, Tardelli y por supuesto, Maradona, entre otros. Con el paso de los años ya pasa a ser un sentimiento especial por este deporte y sobre todo por el club por el que siempre te alegraste con sus grandes victorias o lloraste las amargas derrotas. En mi caso, el Real Racing Club de Santander, club de la región donde yo nací, crecí y viví siempre, Cantabria.
Con apenas seis años recuerdo el primer título mundialístico de Argentina, que repetiría ocho más adelante en México. Aquello causó probablemente en la afición española y su fútbol una cercanía aún más sentida de la que había. Desde siempre fue admirado en mi país el patriotismo, la pasión, la entrega y la calidad de los grandes futbolistas de este país tan cercano al nuestro. Los clubes más sonados por acá siempre fueron Boca y River, seguidos por Independiente por sus cosechas de títulos internacionales, así como el eterno San Lorenzo de Almagro en el que tantos jugadores españoles jugaron en los años treinta y cuarenta. Acá, en Santander, también era admirado Racing, club por el que la afición santanderina siempre mostró cariño por ser del mismo nombre que el nuestro. En la segunda mitad de la pasada década de los noventa, un club empezaba a sonar más fuerte y tener sus admiradores por estos lares. Ese no era otro que C. A. Lanús, al que la llegada de jugadores como Serrizuela, Siviero, Ibagaza, Mena, Ariel López o el gran Héctor Cúper, hizo que se pusiera de moda en el fútbol español.
En cuanto a mi persona respecta, siempre fui por razones que no harán falta explicar, gran seguidor de Racing de Avellaneda, al que por fin pude ver campeonar en el Apertura de 2001. Con todo, cinco años atrás, algo me hizo empezar a tener simpatía y cariño hacia un club del que hasta entonces, la verdad, poco había oído, C. A. Lanús. El por qué de esta reacción solo tiene un culpable, que no es otro que aquel jugador del Grana que llegara a Santander en el verano de 1996 y desde un principio mostrara su carácter alegre, dicharachero, amable y de tan buena persona como lo es realmente y que un servidor ha podido vivir personalmente. Creo que muchos ya sabéis de quién estoy hablando: Gabriel Francisco Schürrer Peralta, nuestro querido Chucho.
Hasta la próxima amigos.
José Manuel Holgado
Historiador del Real Racing Club de Santander
Esperamos contar con más colaboraciones en el futuro.-
Néstor Daniel Bova
No se puede vivir el fútbol sin experimentar el sentimiento por un club con el que te identificas, bien por ser el de tu ciudad o región, o bien por cualquier otra afinidad, simpatía o cercanía por cualquier razón. Si ese club, es como el mío, el de tu ciudad, las emociones, alegrías o tristezas que llevarás a lo largo de los años se multiplicarán en todos los sentidos.
Es un placer poder escribir en este blog que representa a uno de los clásicos del fútbol argentino. Con treinta y siete noviembres ya sobre mis espaldas, siempre fui desde chico un apasionado del fútbol. Al principio, como cualquier pibe, te fijas en las exquisiteces balompédicas de jugadores que seguiste en tu infancia: Rummenigge, Cruijjf, Breitner, Tardelli y por supuesto, Maradona, entre otros. Con el paso de los años ya pasa a ser un sentimiento especial por este deporte y sobre todo por el club por el que siempre te alegraste con sus grandes victorias o lloraste las amargas derrotas. En mi caso, el Real Racing Club de Santander, club de la región donde yo nací, crecí y viví siempre, Cantabria.
Con apenas seis años recuerdo el primer título mundialístico de Argentina, que repetiría ocho más adelante en México. Aquello causó probablemente en la afición española y su fútbol una cercanía aún más sentida de la que había. Desde siempre fue admirado en mi país el patriotismo, la pasión, la entrega y la calidad de los grandes futbolistas de este país tan cercano al nuestro. Los clubes más sonados por acá siempre fueron Boca y River, seguidos por Independiente por sus cosechas de títulos internacionales, así como el eterno San Lorenzo de Almagro en el que tantos jugadores españoles jugaron en los años treinta y cuarenta. Acá, en Santander, también era admirado Racing, club por el que la afición santanderina siempre mostró cariño por ser del mismo nombre que el nuestro. En la segunda mitad de la pasada década de los noventa, un club empezaba a sonar más fuerte y tener sus admiradores por estos lares. Ese no era otro que C. A. Lanús, al que la llegada de jugadores como Serrizuela, Siviero, Ibagaza, Mena, Ariel López o el gran Héctor Cúper, hizo que se pusiera de moda en el fútbol español.
En cuanto a mi persona respecta, siempre fui por razones que no harán falta explicar, gran seguidor de Racing de Avellaneda, al que por fin pude ver campeonar en el Apertura de 2001. Con todo, cinco años atrás, algo me hizo empezar a tener simpatía y cariño hacia un club del que hasta entonces, la verdad, poco había oído, C. A. Lanús. El por qué de esta reacción solo tiene un culpable, que no es otro que aquel jugador del Grana que llegara a Santander en el verano de 1996 y desde un principio mostrara su carácter alegre, dicharachero, amable y de tan buena persona como lo es realmente y que un servidor ha podido vivir personalmente. Creo que muchos ya sabéis de quién estoy hablando: Gabriel Francisco Schürrer Peralta, nuestro querido Chucho.
Hasta la próxima amigos.
José Manuel Holgado
Historiador del Real Racing Club de Santander
Fue un gusto leer tu nota.GRANAbrazo.
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